martes, 7 de septiembre de 2010

Reencuentros.

Me desperté a las 7:00 de la mañana, me gustaba madrugar para aprovechar el día. Después de desayunar, ducharme y vestirme, miré la hora. Las 10:00, no era mala hora para llamar, así que marqué el número de mi amiga Ashley.
-¿Sí?
-¿Ashley? –me invadía la alegría, casi me temblaba la voz.
-¡Lucy! Ohdiosmío –los gritos de mi impulsiva amiga me herían los tímpanos, así que aparté un poco el auricular. Mientras ella soltaba una parrafada que se perdió en el aire, sonreí.
-Me alegra ver que sigues igual. Salgo ahora para tu casa y hablamos ¿vale?
-Sí, sí, además hay tantas cosas que te quiero contar que no te pude decir en las cartas… Ohdiosmío –ya empezaba-, tu no sabes lo de…
-Ashley, cuando llegue a tu casa hablamos.
-Oh, claro –casi podía percibir desde aquí su sonrojo.
-Hasta ahora.
-Hasta ahora.

Estuve allí en menos de media hora. Llamé al timbre y… ¿me empezaron a pitar los oídos? Ah, no, era mi amiga chillando.
-Lucy, Lucy. ¡Estás guapísima! ¡Y morena! ¡Qué envidia!
-Pues me acabé hartando bastante del sol y del calor constante. Es horrible. Además echaba de menos Inglaterra… Y a ti.
La abracé. Llevábamos desde nuestro nacimiento juntas, ya que nuestras madres eran amigas, así que, claro, éramos como hermanas.
Pasamos un rato hablando sin cesar de un millón de cosas que habían pasado, pero a mí no se me iba a olvidar preguntarle una cosa, y en cuanto hubo un silencio, aproveché.
-Y, me dijisteis que seguíais ensayando, ¿Qué tal?
-Muy bien, la chica de la batería, Katrina, es realmente buena, no se pierde en el ritmo, así que se hace más fácil tocar… ¿Quieres conocerla? Vive a una calle, la puedo llamar para que venga.
-Claro, si tiene tiempo y eso, que se venga.
10 minutos después de llamar, tocaron el timbre, y ahí estaba Katrina. De piel color café, pelo moreno oscuro rizado y ojos entre verde y marrón. Era muy guapa, pero había algo en ella que no me gustaba del todo.
-Hola –saludó-, soy Katrina, la batería.
-Sí, me han hablado bastante de ti, ¿te importaría que ensayásemos unas canciones?
-No, en absoluto.
Ensayamos un par de canciones, y sonaba realmente bien. Yo quería proponerles una cosa, pero me daba miedo la respuesta, para mí la música no era un pasatiempo, era una forma de vivir.
-Emm… Chicas –empecé algo dudosa-. Había pensado que, igual podríamos ir a un local, donde han empezado muchos grandes músicos, para ver si conseguimos algo, no sé. A lo mejor lo conocéis, The Cavern.
Creo que mis tímpanos reventaron.
-Claro que lo conocemos –saltó exaltada Ashley como un cachorrito juguetón-. Allí vimos actuar a los Beatles.
Perfecto. Mi mejor amiga estaba obsesionada con los Beatles.
-Sí, bueno… -suspiré. Por qué pensé que con Ashley sería diferente. Si para ella enamorarse era como cambiar de calcetines. Cada vez que aparecía un chico de moda (o grupo de moda) se obsesionaba sobremanera-. En fin, creo que podríamos intentarlo, ¿Qué os parece?
-Genial –dijeron casi al unísono. 


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